Ayer fué un dia duro: Por la mañana la prueba de la hipoacusia y algo de compra, imprescindible para la buena marcha del negocio, y por la tarde al consultorio médico para abrirle ficha a Paula y para que demostrara, en vivo y en directo, el perfecto funcionamiento de su sistema digestivo.
Total, que por la noche, después de tanto estrés, no había forma de que se durmiera y arrancaba a llorar sin previo aviso y sin posibilidad de consuelo.
Intenté cantarle bajito mientras la paseaba por el pasillo. Mi repertorio no es muy extenso en lo que a nanas y canciones infnatiles se refiere, pero en su defecto El Ultimo de la Fila y Alaska funcionaron bastante bien.
Todo se solucionó cuando su madre acudió al rescate armada de su despensa ambulante. La cena la relajó y todos pudimos descansar... especialmente ella:
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